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Antonio M. Rivera Num. 7
El autotransporte sigue moviendo al país, pues la demanda de fletes y servicios de todo tipo no se ha detenido y así seguirá durante lo que resta del año.
Este año las empresas de logística y transportistas tienen una responsabilidad clave en este cambio, especialmente en lo que respecta a la innovación en camiones de carga pesada y el impacto con el medio ambiente.
En 2025, los camiones eléctricos de larga distancia están ganando terreno gracias a mejoras en la capacidad de las baterías y la expansión de puntos de carga rápidos en carreteras estratégicas. Fabricantes como Volvo, Tesla y Mercedes-Benz han lanzado modelos diseñados para rutas de larga distancia, con autonomías de hasta 500 kilómetros por carga.
El desafío sigue siendo la inversión inicial y el acceso a infraestructuras de carga adecuadas. Las empresas que apuesten por esta tecnología podrán beneficiarse de incentivos fiscales y reducir sus costes operativos a medio y largo plazo.
En cuanto a los nuevos biocombustibles, se espera que sea una solución intermedia; se implementa el mayor uso de combustibles como HVO (Aceite Vegetal Hidrotratado) y el biodiésel, son una solución viable mientras la electrificación total se establece. Especialmente en flotas mixtas que combinen camiones diésel tradicionales con opciones más sostenibles.
En 2025, veremos más implementaciones de convoyes autónomos ("platooning"), (sistema que permite que varios camiones viajan en formación coordinada reduciendo la resistencia al aire y, con ello, el consumo de energía).
También ayudado con la digitalización; se espera una gestión de rutas mucho más inteligentes y sostenibles. Buscando plataformas basadas en la inteligencia artificial que permitan planificar rutas más eficientes, reducir el combustible y minimizar tiempos muertos.